Aunque el Canal de Isabel II (por esta vez) está respetando el caudal ecológico (estimado en 80 litros/seg), el nulo aporte de agua de los ríos (Tiendas, Palancares, Concha) y arroyos (Valdeabadía, De la Virgen,…) que le tributan desde que abandona El Vado, le dan al río Jarama un aspecto triste y agónico. En enero.

Ni siquiera en verano su fisonomía es tan tétrica; sobre todo a su paso por el puente medieval de Valdesotos. Apenas es un reguerillo que puede cruzarse sin mojarse los pies. La sequía es terrible en la Sierra Norte; hasta ahora las lluvias solo han empapado la tierra y el agua no llega a los arroyos.

El caudal y la imagen del Jarama no son mucho mejores antes de llegar a la cola del Vado. Cierto que trae algo más de agua, pero, ¡pardiez! si fuera algo más joven me atrevería a saltarlo, sin mojarme los pies ni batir el record de longitud.

¡Pobre río Jarama! ¡Y pobre de nosotros, los serranos!

Lar-ami