El castillo de Sigüenza tiene su propio fantasma … pero de sangre azul, como corresponde a su historia: Al caer la noche, por pasillos y estancias silenciosas del castillo, se oyen los lamentos de la reina Doña Blanca de Borbón, que llora su pena. Algunos dicen que, de madrugada, su figura deambula por el castillo.
Cuentan las crónicas que su matrimonio con Pedro I el Cruel fue concertado por su tio el rey de Francia Carlos IV. Una joven delicada, rubia y de ojos azules, con apenas 15 años se casa en 1.353 en Valladolid con un rudo castellano. Tras la tercera noche de bodas el rey repudió a Doña Blanca (dicen que sin consumar el matrimonio) para irse con su amante María de Padilla, con la que ya tenía hijos, los Trast’amara.
En 1.355 Pedro I ordenó que la reina fuese encerrada en el castillo de Siguenza, donde permanecio cuatro años rodeada por los caballeros que la escoltaban, su capellán, el tesorero, un secretario y su dama de compañía. Luego fue trasladada al castillo del Puerto de Santa Maria (castillo de Doña Blanca) y posteriormente al alcazar de Medina Sidonia (torre de Doña Blanca), donde murió poco tiempo después.
En 1.355 Pedro I ordenó que la reina fuese encerrada en el castillo de Siguenza, donde permanecio cuatro años rodeada por los caballeros que la escoltaban, su capellán, el tesorero, un secretario y su dama de compañía. Luego fue trasladada al castillo del Puerto de Santa Maria (castillo de Doña Blanca) y posteriormente al alcazar de Medina Sidonia (torre de Doña Blanca), donde murió poco tiempo después.
Dicen que tras su muerte, el espíritu de Doña Blanca de Borbón quiso regresar al castillo de Sigúenza a llorar su pena, porque era el lugar de Castilla donde pasó sus mejores años.
Lar-ami, gerente de CR La Vereda de Puebla, entre cárcavas y olivos milenarios. Todo sobre Actualidad, Costumbres, Fiestas, Mundo Rural y Paisajes y Lugares de la Sierra Norte de Guadalajara.