Lugar desconocido de la Sierra Norte de Guadalajara, su nombre empezó a sonar a mediados del siglo XIX, cuando se extendió por la zona la fiebre de la plata, a raíz de su hallazgo en Hiendelaencina. Llegó a tener 500 habitantes en pocos años merced a la puesta en explotación de las minas y su decadencia llegó con su cierre (perdió el 90% de su población).
Más de 20 minas de plata estuvieron activas a orillas del río Cañamares. Si bien hay indicios que se remontan al siglo XV, las primeras explotaciones datan de 1.844 que originaron una primera época de prosperidad hasta 1.855, seguido de un declive que duró 30 años. Tuvo un segundo periodo exitoso, desde 1.884 a 1.916, tras el cual entró en decadencia hasta su cierre definitivo en 1.925.
Su nombre se lo debe a la peña (1.408 mts) a cuyos pies se ubica el casco urbano, donde se integran iglesia y ermitas, es un admirable ejemplo de la arquitectura serrana. Predominan construcciones de sillares y sillarejo, de caliza y/o gneis, maderas bastas, con cubierta de pizarra y portones dintelados.
Según la tradición, aquí estuvo Mio Cid. Pero su futuro pasa por el turismo cultural, poniendo en valor este importante patrimonio minero. Máxime cuando las minas se hallan en un entorno natural de gran belleza, con buen acceso y algunas en un razonable estado de conservación (instalaciones, bocas e interior). Celebran sus fiestas el primer fin de semana de agosto. Dispone de bar.
Lar-ami, gerente de CR La Vereda de Puebla, entre cárcavas y olivos milenarios. Todo sobre Actualidad, Costumbres, Fiestas, Mundo Rural y Paisajes y Lugares de la Sierra Norte de Guadalajara.