El miércoles de Ceniza (¡esos chocolateros!) marcaba el inicio de las tareas en el campo (preparando la tierra) y con el ganado (repasando corrales y tainas). Para los jóvenes suponía la obligación de ser comedidos (en la bebida y en el lenguaje) y la suspensión de bailes. Las rondas estaban prohibidas, … salvo en La Vereda, pero acompañadas sólo por del tambor.
Los Concejos contrataban predicador(es) para los oficios de Cuaresma, que solían venir de monasterios cercanos (Bonaval, Franciscanos de Tamajón, …) El Catastro del Marques de la Ensenada (1.752) recoge lo que algunos pueblos pagaban por este concepto (Alpedrete, 60 reales). En otros lugares, los viernes se oficiaba el Vía Crucis alrededor de la iglesia (Puebla de Valles, Monasterio de Bonaval, … como indican los grabados en sus muros ) o por las calles del pueblo.
Al comienzo de la Cuaresma, las mozas casaderas se organizaban para pedir donativos para Semana Santa (dinero y cera). Eran “las ramas”, normalmente 4, responsables del Monumento del jueves santo para lo que necesitaban fondos; por unos días eran la comidilla del pueblo. Visitaban las casas y abordaban a los forasteros cantando coplillas como estas (recogidas en Puebla de Valles):
- Somos unas abejitas
- que vamos de flor en flor,
- recogiendo una limosna
- para alumbrar al Señor.
- Dadnos lo que podais dar
- con algo de vuestra hacienda,
- os dará ciento por uno
- además de la gloria eterna.
Así comenzaba la preparación de la Semana Santa en la Sierra Norte de Guadalajara, antes de que la despoblación acabara con ritos y tradiciones ancestrales. Pero vivirán por siempre en nuestro recuerdo.