Este embalse guarda muchas semejanzas con el pantano de El Vado, no por sus características (aunque ambas son de gravedad) y/o capacidad (31 Hms frente a 54). Ni por ubicación, tipo de agua o su uso (riego uno y consumo otro). Comparten rasgos históricos propios de una época que no debiera repetirse. Los dos pantanos comenzaron su construcción en los años 30 y se paralizaron con la Guerra Civil; las obras se reanudaron en la posguerra. En ambas obras intervinieron condenados a trabajos forzosos, para redimir penas cuando les quedaba poca; en Pálmaces hubo un batallón de 80 hombres. Se alojaban en barracones a pie de obra y tenían un régimen de semilibertad.

Tambien hubo intentos de fuga en los dos. Se cuenta que en Pálmaces un vigilante, Francisco Fernández, convenció a su hermano para que regresase al batallón del que se había fugado y evitó con mil excusas que lo fusilaran. Ambos embalses fueron inaugurados por Franco el mismo día, el 5 de julio de 1.954.

Cuando la vega quedó bajo las aguas, los labradores buscaron nuevas tierras; una docena fue estafada cuando les prometieron tierras de labor en Talavera de la Reina. El pantano no ha pasado del 70% en los últimos 30 años y en verano apenas supera el 30%. La cuenca del Cañamares no da para mucho más.

Su importancia se debe al Triatlón que ha puesto al pueblo en el mapa. Situado en un precioso entorno bien merece una visita.

Lar-ami