Pequeñas, empedradas y en escalera, con escalones que no superaban los 30 centímetros. Las eras ubicadas entre el casco urbano y los corrales, se asoman al Jarama y al molino para dominarlo todo. Solo eran tres, los vecinos de El Vado no necesitaban más; el terreno no es propicio para cereales y legumbres.
Han pasado 50 años desde que se abandonaron y siguen utilizables; si alguien quisiera hacerlo, solo necesitaría unos pequeños arreglos. Lo que dice mucho de la calidad de su empedrado, donde se combinan cantos rodados, gorrones y lajas de pizarra, según convenía.
¡No deja de maravillarnos su estado actual, máxime cuando observamos que calles/aceras/pavimentos de reciente construcción en nuestras ciudades necesitan arreglos cada año!
Lar-ami