Estaba separada de la nave central por un arco triunfal algo apuntado, realizado con sillares de Tamajón (al igual que todo el trabajo de cantería que se aprecia en su interior) y apoyados en pilastras cuadradas, con cajeado en la parte superior.
De planta rectangular la Capilla Mayor se cubre con bóveda de cañón algo apuntada en dos tramos separados por un arco, apoyado en dos columnas dóricas adosadas al muro. Una cornisa labrada, situado a la altura de los capiteles de los arcos, recorre todo el desarrollo. En su lado sur, a la derecha mirando al altar, se abre el arco de entrada a la sacristía, realizada en 1.497.
La existencia de una pequeña ventana, cegada en el interior pero visible desde fuera, sugiere que había un retablo mayor (lo contaremos) sujeto al muro en este punto (se aprecian las fijaciones), pero instalado después de la construcción de la iglesia primitiva, que pudiera ser del siglo XIV (es citada por el Arcipreste de Hita en el libro del Buen Amor). La primera anotación en Libro de Cuentas de la Iglesia es de 1.488,
Posiblemente, cuando en el siglo XV el Señorío pasó al Marqués de Santillana, se la dotó de Retablo y Altar Mayor. De ahí el mandato eclesiástico de 1.497, que aparece en el Libro de Cuentas, donde se manda que «…se haga más alto el Altar Mayor, y se coloque bajo el Retablo un sagrario…».
Hubo otras muchas transformaciones de la iglesia (que afectaron a la Capilla Mayor y al Retablo) en el siglo XVI, bajo el auspicio de la rama menor de la familia Mendoza. Así en 1.523 fue pintado el arco y las paredes de la iglesia. Y sabemos todo esto por el excelente trabajo de la A.C. Hijos de la Vereda. Nuestro agradecimiento por siempre.
Lar-ami