La sequía, el calor y el canal del Jarama han dejado exhausto al pantano de El Vado (al 12% de su capacidad), si bien las lluvias de estos días le han aliviado algo. Hoy, desde algunas perspectivas, parece un charco tras una tormenta del verano.
Su lamentable estado es muy visible desde cualquier mirador (hay muchos), pero hay dos puntos esenciales: la cola del embalse y el muro. De este último, la foto cuenta más de lo que se puede decir.
Hubo un tiempo en que la cola del embalse tenía 3 brazos; ahora dos están secos y el principal, cauce del Jarama, da pena. El agua embalsada no llega ni siquiera al molino y mucho menos al puente, habitualmente cubiertos. ¡Pobre Vado! ¡Y pobre de nosotros, los serranos!
Lar-ami