Este pueblo negro, uno de los más bonitos de España tal y como proclama su ayuntamiento, es muy conocido y muy celebrado.
La chorrera de Despeñalagua, el pico Ocejón, el trazado urbano donde reina la pizarra, la iglesia y la plaza mayor, los danzantes de la Octava del Corpus,… son encantos suficientes para atraer a visitantes. Pero hay otros, en los que el paseante no repara, que merecen ser citados y desde luego una visita.
- La ubicación de Valverde en altura y protegido, lo mantienen siempre verde; incluso en agosto.
- Los balcones, soportados por vigas y anclajes (todo de madera), en las fachadas. Un elemento diferenciador de los pueblos negros del Valle del Jaramilla. El albañil de La Vereda los incorporó a su casa en los años cincuenta (la casa de los balcones).
- El campo de bolos y las eras (paso obligado para la chorrera, empedrada con pizarras).
- Las obras de teatro del siglo XVII que se representan junto al pórtico de la iglesia en la Octava.
- Las manzanas y castañas, recolectadas en noviembre y de justa fama en toda la provincia.
- El viejo batán, ya desaparecido, famoso por sus excelentes mantas que han abrigado a los habitantes de la Sierra Norte durante siglos. Las trocaban con pueblos vecinos por aceite, vino, nueces,…
- El museo etnográfico que recoge fotografías, telares y aperos únicos.
- Rutas de senderismo poco conocidas: hacia Cantalojas, hacia el Sorbe,…
Hay otros muchos atractivos por descubrir.
Lar-ami