Este pueblo negro auténtico, sin postes ni cables que deterioren su aspecto, presenta su mejor cara en calles y plazas (de Oriente y Mayor, ambas de gran belleza). La actividad ganadera de sus vecinos (cabras principalmente y ovejas) define tipología de casas y casillos.
Dos barrios: en el de abajo, mirando al barranco los casillos, que actuaban de corrales y pajares; en el de arriba casas, la iglesia, la fuente y las eras. Que nadie espere calles rectilíneas, suelos pavimentados (ni siquiera con pizarra, salvo las eras) ó grandes plazas.
Ya sé que de este pueblo deshabitado se ha escrito mucho y bien. Fotos, videos y presencia en el cine lo han hecho muy conocido.
Pero hazme caso y recorre su casco urbano sin prisas; observa, fotografía, respira,… disfruta. Y antes de abandonarlo, date otra vuelta. La Vereda está llena de detalles que no se captan a la primera.
¡De nada! Sabía que te gustaría.
Lar-ami