Las primeras lluvias del otoño en La Ribera son finas (aquí no sufrimos la gota fría) y resultan muy beneficiosas para los campos: asientan el polvo, empapan la tierra, dan el ultimo empujón a los frutos tardíos (membrillos, manzanas, nueces, …) y suponen el primer toque de retirada para los huertos.
Si además llueve a primera hora de la mañana, en los árboles las gotas finas resbalan suavemente por ramas y hojas, agrupándose en otras gotas mayores. La gravedad trata de arrastrarlas al suelo, mientras ellas se resisten agarrándose con fuerza a su soporte.
Son perlas al natural, de existencia efímera pero muy hermosas. Por la perfección de sus formas y por la transparencia. A menudo el colorido y la forma del soporte le dan un toque elegante que realza su belleza.
Se me dirá que solo es un fenómeno físico, frecuente en muchas latitudes. Pero no me negarán que estas imágenes son poéticas. ¡Que sería del mundo si todo fuese explicable por la Física!
Lar-ami