Los senderistas dicen que lo importante no es llegar, sino hacer el camino. Nunca se aplicará mejor que en las subidas al Ocejón.
Y eso que durante la última media hora la senda se empina y se hace muy dura, con tramos de escalera y peldaños de pizarra. Por eso cuando llegan arriba, la gente se abraza al vértice geodésico con devoción. Luego meriendan, se hacen las fotos de rigor y comienzan el descenso.
Pero las rutas deparan sorpresas al caminante: una cascada (Despeñalagua), un bosquecillo de melojos (hacia Majaelrayo), un puente de pizarra, una laguna (hacia Campillo), un robledal, … además de una panorámica cambiante a cada paso.
Conviene hacer la ruta sin prisas, armado con la cámara de fotos y los ojos bien abiertos para captar esos paisajes únicos, que cambian según estación, luminosidad y hora del día. ¡Que la disfruten!
Lar-ami
4 respuestas a “Subida al Ocejón: el premio”
Me apunto a tu excursión, esa de ver cosas, fotografiar… no entiendo el subir por decir que he estado y en el menor tiempo posible.
Ese debiera ser el secreto de cualquier salida al mundo rural.
Hola a todos:
Sin olvidar que hay que llevar cuidado, sobre todo en donde la gayuba tapiza el suelo, para no tener algun desagradable encuentro con las víboras que existen en la zona.
Saludos.
Hola amigo, ya apenas quedan. Un abrazo