Pocas veces el agua llega hasta el muro de la falsa presa del Vado (el dique como llaman otros). Para ello es preciso que el embalse llegue a sus máximos.
Quizás porque no es preciso desaguar por este lugar (las del muro principal se bastan y se sobran), el ajuste del cierre de las compuertas no está fino.
El agua escapa por las rendijas creando una escena peculiar y distinta. De ahí la alegría de los dragones. ¿O será por el buen tiempo?
Lar-ami