La erosión ha esculpido en la caliza lugares mágicos, algunos tan espectaculares como los karsts de La Ribera. Pero a veces este trabajo metódico resulta poco visible, y exige la atención del caminante para que esos rincones singulares no pasen desapercibidos.
Como en el camino de la Hoz de Tortuero, donde la naturaleza da una lección magistral en pocos metros. Cerca del puente de la ruta verde podemos ver:
- Una roca perforada por decenas de agujerillos, como un queso gruyere.
- Un poco más allá, una sima que baja al cauce del río Concha, y sobre la que crece un enebro.
- Esa gran piedra junto al camino, que la humedad y el hielo ha descabalgado hace unas semanas de su soporte de siempre. Ahora ambas rocas, soporte y piedra, muestran sus heridas blanquecinas.
Quizás estas apreciaciones te parezcan insignificantes, pero a los que venimos con frecuencia, estos detalles son los que nos hacen volver. Demuestran que en la naturaleza nada es inmutable.
Lar-ami
2 respuestas a “Erosión en la caliza”
Curiosidades de la naturaleza!
Hay muchas que merecen la atencion del paseante, aunque le hacemos poco caso.