En el arroyo de las Damas y en el río Sorbe es fácil encontrar piedras de colorines en el agua (lágrimas de Doña Urraca) que cuando les da el aire cambian de color a medida que se van secando. El fenómeno se debe a la muerte de las bacterias adheridas a la piedra y el proceso dura semanas.
Pero en algunos rincones de La Ribera, la caliza, la arcilla y la arenisca se combinan formando bellos conjuntos de colores con figuras amorfas de rocas y arboles.
Como este que encontramos cerca de Bonaval, por encima de las eras, al que se accede desde el camino que va al monasterio desde la carretera de Retiendas al Vado en unos cinco minutos. Las vistas sobre la vega y la perspectiva sobre el conjunto bien merecen el paseo.
Lar-ami