Situado a cien metros del Monasterio, este puente lo comunicaba con la vega (propiedad de los monjes) que cultivaban las gentes de Retiendas al servicio del cenobio. Con dos tramos de forma peculiar, una roca situada en mitad del Jarama sirve de pilar; su estado hoy es ruinoso.
Dicen que su origen es tan antiguo como el convento (medieval), por los sillares de su base. Tres hendiduras en el pilar sugieren que vigas de madera formando arco podrían soportar la pasarela (también de madera). Por lo escaso del tráfico (caballerías y carros que iban o venían a la vega) bien pudiera ser así.
Cuentan que en algún momento del siglo XIX el puente fue reconstruido con vigas de hierro de fundición sobre los soportes iniciales y se puso el suelo de hormigón. Parece que una riada en los años veinte pudo con él y fue reconstruido de nuevo.
Durante la construcción del sifón de Bonaval (Canal del Jarama) y la carretera de servicio (ruta verde) se utilizó para llevar materiales, para lo que se creo una rampa hasta su altura actual. Cierto día el puente se hundió al paso de un camión, que tuvo que ser rescatado por una grúa. El suelo no se reparó y se colocaron unos tablones para que pudiera ser utilizado por coches y personas.
La despoblación, las riadas y la erosión han terminado con rampa y tablones; hoy solo queda el esqueleto. Con la construcción de El Vado, el caudal del Jarama es escaso y permite vadearlo sin esfuerzo.
Lar-ami