Esta villa carece de ríos importantes (el Aliendre desde luego no lo es) y sin embargo en su término abundan las fuentes. En el casco urbano de Cogolludo merecen destacarse las fuentes de la Plaza Mayor y de Abajo, ambas del siglo XVIII, asi como estas otras.
La fuente de San Pedro, en la plaza donde se situa el rollo que confirma el estatus de villazgo, junto a la iglesia. La fuente del Caño, con su lavadero de sillería citada en el siglo XVI y donde existió una almazara, según el Catastro del Marques de de Ensenada. La fuente de la Niña a la entrada del pueblo y una fuente de los Moros, que existió en la cuesta del mismo nombre.
Con estas fuentes el suministro de de población estuvo garantizado hasta de llegada del agua potable a las casas en 1.970. El Palacio disfrutaba de dos grandes fuentes: una en el patio de servicio y otra monumental de varios pisos situada en el cruce de los dos paseos del jardín. Hubo otra fuente instalada en 1.619 en el monasterio franciscano y tres fuentes más (una ornamental de 4 caños) en el Convento Carmelita.
En las afueras conviene mencionar la Fuentecina, situada en un barranco en el camino de Aleas. Por el paseo que se dirige a Arbancón está la Pililla y la fuente de la Zarcilla, de cuyas aguas se cuenta que las mozas que beben su agua se casan con alguien del pueblo o relacionado con él. De todo ello sabemos gracias al maestro JL Pérez Arribas que las cita y describe con detalle en su libro “Cogolludo, su historia, arte y costumbres”.
Lar-ami, gerente de CR La Vereda de Puebla, entre cárcavas y olivos milenarios. Todo sobre Actualidad, Costumbres, Fiestas, Mundo Rural y Paisajes y Lugares de la Sierra Norte de Guadalajara.