Un experto ornitólogo (su libro sobre la Cigüeña Blanca en Guadalajara es un clásico), además de excelente profesor y amigo, me invitó a recorrer juntos el único alcornocal que existe en la provincia. De difícil acceso (campo a través) y de ejemplares de distinto porte, está escondido en un frondoso bosque de quejigos y melojos, situado en una raña de Matarrubia.
¡Vale, me habéis pillado! No es Sierra Norte de Guadalajara, está al sur de su límite … Pero lo bien que lo hemos pasado, los tesoros que encierra y su singularidad me conceden licencia. Los alcornoques son de un tamaño aceptable, poco cuidados y nunca les sacaron la corcha (extracción de la corteza para corcho). Una fuente allí ubicada, que no buscamos, es conocida por “Fuente del Alcornoque”.
En esta raña (la única que tiene en su borde superior un quejigal) encontramos 2 sauces a los que los picapinos y/o pitos reales le tiene especial cariño: contamos hasta 17 agujeros en cada uno. En el fondo del valle huellas de corzos, jabalíes, zorros, … el canto de carboneros, petirrojos, mirlas, … soberbios ejemplares de quejigos, enebros, encinas, melojos, … y de alcornoques.
Una parra entrelazada con un peral, las vistas sobre Matarrubia y el camino de vuelta entre árboles completaron una mañana inolvidable. Gracias amigo.
Lar-ami