El efecto “primavera y verano como los de antes” también incide en Puebla de Valles, que muestra su cara más hermosa. Los verdes, ocres y rojos se vuelven más intensos. Los contrastes de paisaje y de color se muestran más contundentes. Hasta el canto de los pájaros resulta más alegre, quizás porque son más visibles.
Los anocheceres resultan embriagadores por los cambios constantes de color y de forma, que cada día son diferentes. Resulta emocionante escuchar como se apaga el canto de los pájaros y comienza el cric de los grillos.
Puebla está realmente guapa, como muestran estas imágenes tomadas el primer fin de semana de julio (para que luego no se diga que nos mueve la pasión).
Lar-ami