Seguro que este pueblo les sonará a muchos por sus famosos Vaquillones, estudiados y documentados como una de las manifestaciones más singulares de las tradiciones de la Sierra Norte. ¿Pero cuántos sabrían situarlo en el mapa?
Situado en la Sierra del Altorey, entre Hiendelaencina y Bustares, este pequeño pueblo de 67 habitantes (de derecho que no permanentes) es un digno representante de los pueblos de la Arquitectura Dorada: edificios de gneis (roca rica en mica) y tejados de pizarra, que brillan con el sol.
Un paseo por el casco urbano de Villares de Jadraque resulta gratificante. Destaca la iglesia del siglo XVI por su espadaña serrana y tan reconstruida que desluce el entorno. La plaza con su escalinata y el paseo arbolado, restaurados con piedra de la zona, anteceden a la fuente donde una placa conmemora los esfuerzos de un alcalde por llevar el agua potable al pueblo ¡en 1.897!
A la salida del casco urbano sorprenden los casillos (corrales) y huertos minúsculos en terrazas. Algo más lejos el río Cristóbal con sus truchas y puentes, donde se sitúa el molino de Villares, del siglo XVI y ahora en ruinas. Una casa rural con restaurante, con excelente cocina serrana, es el complemento perfecto para que vengas a este precioso pueblo.
Lar-ami