El arroyo Cristóbal, cuando se acerca al término de Villares de Jadraque ya es río. Tras abandonar el cañón calizo de Las Navas de Jadraque, llega cantarín, en llano y escaso de agua. Hubo un tiempo en que sus truchas gozaron de justa fama; hoy escasean y apenas son un recuerdo.
Una poza bajo el puente de la carretera que lleva a Zarzuela de las Ollas lo recibe y aprovecha para servir de playa a los lugareños. A escasos metros otro bellísimo puente de gneis, de un solo arco de medio punto.
A partir de aquí y hasta su llegada al Bornova el cauce va en el fondo del barranco, calizo, agreste y en forma de z, creando un precioso cañón. Sendas y veredas siguen el cauce a ratos y hacen la ruta imposible pero muy hermosa.
Un lugar por descubrir, para gente intrépida y deseosa de nuevas sensaciones.
Lar-ami