Las terrazas del Cuaternario por donde transcurren los arroyos de la zona suroeste de la Sierra Norte de Guadalajara (la llamada Transierra) son una mezcla de pizarrilla, cantos rodados y arcilla. Según la mezcla y el tipo de arcilla, los efectos de la erosión sobre el terreno son muy diferentes.
Así en apenas mil metros el cauce del arroyo sufre una metamorfosis que ya quisieran para sí los insectos. Me refiero al Arroyo del Lugar en Puebla de Valles (otra vez, pero es que ¡voy a pasear cada semana por sus orillas!)
En las cercanías del pueblo, aguas arriba, el arroyo va encañonado 300 mts; en el tramo más bajo la vegetación cubre el cauce y en el anterior, aparece limpio. Se debe a la impermeabilidad de la arcilla, que en un caso mantiene la humedad y en el otro la filtra.
Más arriba de la represa, el cauce se ensancha (> 30 metros) y se convierte en un pedregal donde crecen los chopos (en hileras, ya que fueron sembrados para sujetar la erosión). Un poco más arriba, bajo esas piedras hay una arcilla impermeable que permite el fluir del arroyo, aunque su caudal sea un reguerillo. Así lo indica el cauce dibujado por las aguas rojizas.
Lar-ami