Dicen que en cada barrio hay un fresco (así al menos rezaba el anuncio); el de Puebla de Valles está en la dehesa. Esto explica que los vecinos acudan a ella cuando el calor aprieta.
Sobre todo al anochecer. Pero no solo por ello; sus puestas de sol son legendarias. Un paseo al atardecer por la dehesa regala, además de frescor y puestas de sol, imágenes que impactan.
Si además el paseo se alarga aparecerá Venus (el lucero de la tarde), anunciando la llegada de sus colegas. Un cielo tan limpio y lleno de estrellas que no encontrarás el momento de volver. ¡No te preocupes, nos ha pasado a muchos!
Lar-ami