Quien viene a Valdesotos visita El Chorro. Cuando el Palancares está crecido (como ahora) cruzarlo no resulta sencillo para seguir el camino. Además de lo fría que está el agua, la fuerza de la corriente y lo resbaloso de las piedras puede acabar con el visitante disfrutando de un baño helado. En ese punto se sube a otra senda, a media altura, que continua hasta donde el arroyo Carrizal forma la cascada de arriba.
Nada más cruzar este arroyo hay una desdibujada vereda que sube hasta la cima del pico que queda a nuestra izquierda. En el collado y con mucho cuidado (no hay vereda, es campo a través) se baja al arroyo Gazachuela. Date un paseo, disfrútalo y gira a la izquierda por la margen derecha. Regresas al Chorro, con imágenes espectaculares de las dos cascadas y alguna que otra sorpresa.
Cuando te canses, vuelve cauce arriba hasta el collado frente al que bajaste antes y que deberás subir. Una vez arriba disfruta del paisaje y cuando te parezca avanza hacia el oeste en busca de un baranquejo que te baja al arroyo Palancares. Desde aquí sigue el camino hasta el pueblo.
Una ruta alternativa, inédita, dificultosa y no exenta de riesgo, que depara imágenes maravillosas de los cañones calizos, de las otras cascadas, de la Sierra de Concha, de peña Cabeza, del pinar, de Valdesotos, de la presilla, de la vega, …. Dos horas en soledad (y/o buena compañía) gozando de una naturaleza salvaje y auténtica.
Lar-ami