Tamajón alcanzó varios periodos de esplendor en el siglo XIV (con D. Iñigo López de Orozco), en el siglo XV con el Adelantado de Cazorla y en el siglo XVI con la familia Mendoza. La llegada de hidalgos a la villa, procedentes del Pais Vasco y Navarra, se produjo en esos momentos gloriosos, sin que sea posible situar año de llegada: los Uribarri, Lezcano, Zuri, Torre, Alvarado, … La familia Montúfar adquirió nombre y riqueza. Construyeron palacio en la calle de Enmedio y capilla en la iglesia de la Asunción, ambas en siglo XVI; aunque han sufrido muchas vicisitudes conservan algo de su antiguo esplendor. Conviene recordar que un Montúfar es un héroe de la independencia de en Ecuador.
La exención de portazgo, el mercado medieval con sus beneficios fiscales, partir del siglo XIV atrajeron arrieros (los habitantes de Tamajón son conocidos como agalloneros) y tratantes de lana. A finales del siglo XV comenzaron a trabajar la lana; se crearon lavaderos y tenerías en el paraje de la Calzada (aun se conserva uno de estilo gótico). Años después exportaban lana en bruto. Alcanzaron tal importancia que en 1.611 crearon la cofradía de los Esclavos del Dulce Nombre de Jesús, que desapareció en el siglo XIX.
Canteros (la familia Lazcano), tallistas, arquitectos, orfebres (Francisco Pérez) y hasta un maestro campanero (Juan Lozano) vivían en Tamajón en el siglo XVI. Los palacios de los Mendoza y de los Montúfar, la iglesia de la Asunción, la Plaza Mayor, el convento franciscano, la ermita de los Enebrales,… fueron construidos en este siglo. Quizás llegaran también los carboneros gallegos; en 1.782 mandaban el carbón a Madrid en carretas, al precio de 21 reales la arroba (11 kgs).
Y todo esto lo sabemos gracias a D. Aurelio García López que incluye estos datos en su libro “Tamajón en la Edad Moderna”.
Lar-ami