La leyenda cuenta que los romanos los introdujeron en Hispania; las legiones utilizaban las castañas como alimento en sus campañas de invierno. La realidad es que ya se cultivaban aquí y que las bellotas pronto las sustituyeron como alimento para la tropa por su mayor valor nutritivo.
Aunque requiere un clima suave y húmedo, el castaño está presente en la Sierra Norte, a los pies del Ocejón en Zarzuela de Galve. Sus frutos gozan de justa fama, por calidad y por la fiesta de la castaña que se celebra cada año en noviembre, en un entorno tradicional y mágico, como corresponde a un pueblo negro.
Del castaño llaman la atención su altura (más de 6 metros) y su forma de candelabro de varios brazos, conseguida a través de podas sucesivas al estilo de horca y pendón. Pero también que sea hermafrodita; junto a la nuez donde se alojan las castañas hay un vástago (flor masculina). Una imagen curiosa, muy visible en tiempos cercanos a la cosecha.
Cuando la castaña madura, la nuez adquiere un tono morado y se abre dejando caer el fruto. Antes de que esto ocurra, se cogen a mano del árbol y/o se varean las ramas altas. Unos días para que sequen y ya están listas para asar y/o cocer en agua de anís.
Lar-ami
2 respuestas a “Castaños en la Sierra Norte”
¿Cocer en agua de anís? Queremos receta!
Me ocupo de conseguirla y la mando. Solo puedo decir que se pelan solas ysaben deliciosas.