Si hay un lugar inaccesible y mítico en Palma del Río es la junta de los ríos Genil y Guadalquivir. No en vano el escudo de la ciudad es una palmera entre dos lobos.
La leyenda dice que el pueblo se fundó en el año 105 de nuestra era, justamente donde se encuentran los ríos, aunque con el paso del tiempo ambos se hayan alejado del casco urbano. Dicen que como puerto, para los barcos que subían hasta Andújar y Écija en busca de aceite y de trigo.
Hoy el lugar presenta una imagen impresionante. La presa de Peñaflor hace que ambos aumenten la anchura del cauce y las aguas bajen plácidamente. Si además coincide con el amanecer, el espectáculo está asegurado.
Y lo cuento porque, aunque ya son muchos los años que los propietarios de la casa que protejo y guardo residen en La Ribera, estas imágenes les resultan entrañables.
Lar-ami