En La Ribera siempre hemos presumido de cárcavas, por cantidad (hay contabilizadas más de 100) y por calidad. Su belleza impresiona, sobre todo porque cambia con la luz y las condiciones climáticas del día. Las imágenes de las cárcavas con nieve, con el deshielo (llorando), bajo la lluvia o la niebla son espectaculares. La diversidad de colores, según lugar y orientación, resulta extraordinaria.Desde el incendio de Cogolludo, añadimos con tristeza un color más. Ahora también tenemos cárcavas negras.
Lar-ami