El maestro José Ramón López de los Mozos dice que los toponímicos tienen su origen en una realidad concreta. Sirvan de ejemplo Puebla de Valles (entre el Vallejo y el arroyo del Lugar), barranco del Tejar (que lo hubo antes de la guerra), Jarama (en bereber, frontera, que lo fue entre moros y cristianos),…
Como el barranco de los Adobes, donde se fabricaban estos ladrillos mezclando paja y arcilla, aprovechando la cercanía al pueblo y el fácil acceso desde el camino del arroyo. Un rellano amplio y soleado, agua suficiente (en mayo y junio), y la calidad de la tierra hicieron que este lugar fuera utilizado por los vecinos para hacer sus adobes hasta la despoblación de los años 60.
Hoy la erosión y la maleza han hecho que pierda su utilidad. De acceso imposible, está situado a la derecha del camino del arroyo (es el segundo) que baja al Pozo de la Roca.
Pero hay otros toponímicos que iremos descubriendo y del que desconocemos origen. Como ese tajo espectacular por lo agreste y profundo, junto al camino del cartero, que llamamos barranco de la Pasiega. Nos intriga el nombre…
Lar-ami