La Ribera es abundante en aguas y en pizarras, algunas cortadas en vertical de forma natural y/o por la mano del hombre. Sobre todo en laderas abruptas.
En invierno, cuando la humedad late en el ambiente, encontramos paredes de pizarra por las que resbala pausadamente el agua, gota a gota, como lágrimas. Son las pizarras lloronas.
Cuando el lagrimeo se convierte en chorro, entonces son “meonas”. Ocurre cuando ha nevado o llovido en abundancia. El agua baja limpia y filtrada por la pizarra. Mojarse los labios con ella es todo un placer. Y llenar la cantimplora todo un lujo.
Un fenómeno curioso que bien merece un vistazo. Es fácil encontrarlas en la ruta verde hacia el Vado.
Lar-ami
2 respuestas a “Pizarras lloronas (y meonas)”
Curiosos nombres les habéis puesto! jeje muy bueno.
Gracias. Pero no hay adjetivos que definan mejor estos fenomenos.