… los días se acortan, los baños en las playas de agua dulce solo son un recuerdo, el fresco de la noche se convierte en frío, las tertulias en puertas y plazas se diluyen. Empieza la retirada de los huertos con la recogida de los últimos frutos antes de las lluvias. Los niños desaparecen de las calles; aunque regresarán algún fin de semana, ya no habrá juegos nocturnos ni la pandilla será tan numerosa.

Los mayores se van marchando a la ciudad huyendo de los fríos, y la vida de nuestros pueblos decae inmisericorde. En la Ribera ya no habrá partida de cartas a la puerta de los bares. El tute, la ronda y el mus se jugarán en el interior del bar, si hay bar y jugadores.

Sentiremos nostalgia por estas  jóvenes de Puebla de Valles (más de 85 años de media) que cada tarde juegan a la brisca en el Vallejo entre recuerdos y risas,  mientras otras mozas de la misma quinta las observan y le dan charla. Se nota que el otoño ya está aquí.

 Lar-ami