Son muchos los que en verano llegan a Valdesotos y hacen esta ruta pensando en el baño en el Chorro, olvidándose de lo importante que es hacer el camino en buena compañía.
Quizás por eso o porque la comodidad de la senda alienta la charla, hay elementos curiosos que pasan desapercibidos. No a este guardián etéreo, que hace la ruta con frecuencia y en soledad.
Una cruz con la palabra corzos en el travesaño (¿no había otra forma de indicarlo?) a unos metros del puente. Unas parcelas con viñas, olivos y colmenas al otro lado del río,… sirven como ejemplos, además de puentes, ojos y azud.
Y a medio camino un coqueto jardín con nombre de mujer, Villa Celia, junto al arroyo y rodeado de un muro de pizarra. Quizás a ti estas pequeñeces no te digan nada, pero estas cosas son las que hacen vibrar a las gentes de La Ribera.
Lar-ami
2 respuestas a “Sorpresas en el camino del Chorro”
Hacía tanto tiempo que no veía antiguas colmenas redondas. Las tenemos en las casas Art Rustic de decoración. Aquí los apicultores van desde hace años con cajas. Que curioso y bonito…
Una reliquia que algunos pretendemos conservar. Saludos