La sequedad del invierno y el intenso frío están impidiendo que la maleza rebrote; hoy solo quedan ramas secas sin hojas. Gracias a ello, viejas ruinas se hacen visibles. Como el molino de Tortuero en el camino de la Hoz, abandonado en los años veinte (cuando lo compró la Tia Avelina)
El Catastro del Marques de la Ensenada ya explicaba que “… era un molino de cubo y muela, con una sola piedra que muele 3 meses al año…” Los mayores recuerdan que era de balsa y cubo (no podría ser de otra manera, dado el escaso caudal del río Concha) y en estos días se ve el muro del azud.
Las ruinas muestran muros de caliza y pizarra, unidos por argamasa. Los restos sugieren que tenía dos plantas, escalonadas, aprovechando el desnivel del terreno (más de 10 metros hasta el río). Arriba la estancia del molinero, pequeña y de forma trapezoidal; en la planta inferior la maquinaria, bajo la cual circulaba el agua que movía la muela.
El acceso desde el camino por la planta superior, que comunicaba con la planta de abajo por una escalera exterior (algunos dicen que interior). Aunque no es mucho lo que queda de este viejo molino, tenía que contarlo.
Lar-ami
2 respuestas a “El molino de Tortuero”
Y bien contado está. cualquier día no quedará nada, al menos solo la memoria.
Un saludo.
Gracias Eduardo; solo se pretende eso, que quede su memoria, ya que los restos cada vez son menos.