Una de reflejos


El río Jarama acusa la sequedad del invierno y baja escaso de caudal. La maleza ha cubierto las orillas, haciéndolas impenetrables; ramas rotas y  maderas carcomidas pueblan el cauce. Así se crea un entorno entre inquietante y descuidado, auténtico y salvaje. Casi sobrenatural.

Las aguas del río se mantienen limpias y claras. Arboles desnudos, rocas y troncos viejos se reflejan en el agua. Cierto que los grises y la ausencia de hojas recuerdan que estamos en invierno,  pero no le quitan ni un ápice de belleza a estos rincones desconocidos de Puebla de Valles y de La Ribera.

Y si no me creen, observen estas imágenes. ¡Que las disfruten!

Lar-ami


2 respuestas a “Una de reflejos”

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