Concentración parcelaria


Desde la Edad Media uno de los grandes problemas de La Ribera ha sido el minifundismo. La tradición exigía que al morir el padre, las propiedades se dividieran entre los hijos; así han surgido un número infinito de parcelas de tamaño minúsculo. Tan distantes unas de otras que el propietario emplea más tiempo en el camino que trabajando la tierra.

El minifundio era un problema que afectaba a todo el país y como solución surgió la concentración parcelaria.  Su dificultad estribaba fundamentalmente en convencer al propietario de que la nueva asignación de parcelas le favorecía.  La ausencia de títulos de propiedad y la deficiente documentación del Catastro no ayudaron.  En algunos lugares el proceso ha costado varios intentos y muchos años.

En Puebla de Valles el primer intento fue a resultas de la repoblación; tras varios intentos más, el proceso finalizó el año pasado no exento de polémicas: fue voluntario, el arbolado podía quedar fuera, disputas sobre algunas parcelas abandonadas,… Aunque no ha logrado contentar  a todos, sus beneficios  son visibles.

Besanas abandonadas durante décadas han sido recuperadas para cereales, respetando el arbolado. Tras el trabajo de desmonte, campos pedregosos vuelven a producir como antaño, como siempre.

Lar-ami


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