Fumar ó no fumar, esa es la cuestión


Para algunos fumar es un hábito que perjudica a todos;  para otros un derecho inalienable. Igual que en el siglo XVI,  cuando la costumbre fue importada de América: para unos medicina, para otros veneno. Sin olvidar que los primeros fumadores fueron perseguidos por la Inquisición (por endemoniados, ya que echaban humo por la nariz).

El español  Boncalo cultivó tabaco por primera vez en los cigarrales (tierras de cigarras) de Toledo. El hábito se extendió rápidamente y el Papa Urbano VIII dictó excomunión para los que fumasen en la iglesia. En 1.611 el rey Felipe III lo gravó con impuestos y años más tarde implantó el monopolio. En la posguerra, para los muchachos de la Ribera  fumar era un acto de reafirmación, según la edad:

  •  Hasta los 13-14 años estaba prohibido fumar. Los niños, a escondidas, fumaban hojas de zarza trituradas y/o granaillas, liadas en papel de periódico.  Otras veces tallos de saúco, al que hacían un agujero en medio para que tirara. Con cada chupada se consumía la mitad
  • Hasta los 18-19 años se toleraba que el chico fumase, excepto en casa y delante de la familia.
  • A partir de esta edad el joven  podía fumar libremente, menos delante del padre hasta que volvía de la mili.
  • Para el hombre fumar en grupo era un acto social  y liar un cigarro un rito. El que invitaba, pasaba la petaca pero no el librillo de papel de fumar.

A este guardián etéreo le sorprende que esta costumbre, tan valorada en los humanos durante siglos, pase a ser una plaga a extirpar. En tan solo quince  años.

Lar-ami

P.D:  No se han incluido fotos para evitar interpretaciones  sobre su  intencionalidad


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