Antaño los campos bullían en el mes de julio: la siega, el acarreo, la trilla, las eras, el ganado paciendo por la noche y los pastores con ellos,, … Los segadores dormían en el rastrojo para mejor aprovechar el tiempo, los mozos bajaban al anochecer al río a remojarse, el agua corría por las acequias, … Ahora están en silencio, abandonados. Solo se oye el murmullo de los grillos y el croar de las ranas.
En los pueblos, las gentes de La Ribera salían a la puerta de casa a tomar el fresco y pegar la hebra con los vecinos, los chiquillos corrían las calles arriba y abajo llenando la noche de vida, en las plazas los jóvenes alegraban la noche… Ya no hay ganado, ni segadores, ni trilla, ni era, ni mozos, ni gentes en las puertas, …
La estampa de nuestros campos en julio es una cosechadora, a lo lejos, en medio de una nube de polvo, acequias derruidas y arados abandonados. ¡Menos mal que nos quedan los huertos y la tertulia!
Lar-ami
2 respuestas a “Abandono de los campos”
Aquí en el Maestrazgo se está volviendo a sembrar. Cada vez hay más gentes que tienen animales de «capricho»: burros, caballos… y eso les hace cultivar algún trocito.
Lo mejor del verano, las noches «a la fresca» con los vecinos…. ufff cuando te dás cuenta la 1h.!!!
Ojalá se convierta en tendencia. No sería malo en estos momentos de crisis.