No es fácil que el Jarama llegue crecido a Puebla de Valles. Cuando abundan las lluvias, barrancos, arroyos y ríos (Tiendas y Palancares) aumentan sus vertidos y engordan el caudal del Jarama, de forma importante pero insuficiente para salirse de madre.
Esto solo se produce cuando El Vado desembalsa (cuando está por encima del 80% de su capacidad), situación poco frecuente por el agua enviada a Madrid a través del Canal del Jarama. Y nada espectacular, ya que desagua por aliviaderos y tuberia inferior.
Este año la crecida fue a principios de enero ha superado el metro y medio, anegando orillas pero sin afectar a los cultivos (no como antes de la presa, cuando las riadas cambiaban cauce y límites, generando conflictos entre vecinos). La maleza y los troncos acumulados en los márgenes lo han impedido; aunque solo ha durado unos días, sus efectos son visibles.
De vuelta a su cauce, el Jarama baja cantarín, levantando espuma como muestra de esa bravura que El Vado le quitó y a la que no renuncia.
Lar-ami