Los reyes españoles mantienen la potestad de conceder títulos nobiliarios por servicios prestados a la corona, un privilegio que surgió en la Edad Media y que fue la base del Feudalismo, ya que suponía tierras, aldeas y rentas. A partir del siglo XVI  el rey compensaba el buen servicio con titulo pero sin posesiones.

Así ocurrió con Melchor Liñán y Cisneros (natural de Torrelaguna), que fue obispo de Santa Marta y más tarde virrey del Perú (de 1.678 a 1.681).  Acabó con la sublevación de los indios y armó una flota que puso en fuga a los piratas que asaltaron Cartagena de Indias y Portobelo. Al finalizar su mandato, fue nombrado Arzobispo de Lima y en 1.691 se le otorgó el título de Conde de Puebla de Valles. Murió en 1.708.

Dado que los religiosos no podían ostentar títulos nobiliarios, lo cedió a su hermano José y a su muerte pasó a su sobrino, Melchor de Valenzuela, tercer Conde de Puebla de Valles.  Hay un impasse en la historia y aparece el conde D. Manuel de Valenzuela, que a su muerte en 1.782 lo pasa a su hermana María del Carmen que se va a vivir a Almería tras su matrimonio.

La última referencia es del 3 de julio de 1.831, cuando D. Manuel Valenzuela cede el título de Conde de Puebla de Valles a D. Ramón Calvo de Tejada y Valenzuela. Luego el título desaparece, no sabemos si en la maraña de otros títulos de mayor rango (no tiene Grandeza de España) ó se ha perdido para siempre. 

Lar-ami