La elegante decadencia de sus calles invita al paseante a recorrerlas y detenerse en algunos rincones que muestran lo inesperado. Como ese reloj de sol moderno, en horizontal sobre el murete que rodea el parquecillo de arriba de la Residencia de ancianos. O esa casa de la posguerra que muestra en su voladizo una hilera de nidos de vencejos.
Casas de piedra que en el dintel de la puerta indican el año de construcción, muchas del siglo XIX o principios del XX. Una casa con arco de medio punto (posiblemente del XVI), que más parece la entrada de una iglesia. ¡Callejear por Tamajón es encontrar trozos de su historia!
Lar-ami