Uno de mis placeres favoritos es perderme por el pinar de El Vado al atardecer, siguiendo  algunos de sus caminos que bajan hasta la orilla.

Allí me siento a escuchar las olas, paseo arriba y abajo, hago culebrillas con alguna china, observo el paisaje…  hasta que la ausencia de luz me aconseja volver.

Aquí  me reconcilio con el mundo y conmigo mismo. Haz la prueba, te gustará.

Lar-ami