Hasta mediados del siglo XX, el abastecimiento de agua a la población se resolvía con fuentes en el casco urbano, si ríos y arroyos quedaban distantes. En zonas ganaderas las fuentes tenían pilón(es), caño(s) y pila, donde los animales abrevaban antes de entrar y/o a la salida de los corrales.
El resto del día la fuente estaba al servicio de la gente, siendo lugar de reunión de las mujeres donde intercambiaban información (y cotilleos). El agua venía de un venero próximo, canalizada, y fluía todo el año. En algunos pueblos era tan potente que abastecía varios pilares; en otros, cada fuente tenía su manantial. Los pueblos de La Ribera tienen fuentes en abundancia, como detalla el diccionario de Madoz (año 1.852).
Cuando el agua potable se llevó a las casas, se mantuvieron las fuentes y en algunos casos, su alimentación del venero, con protección y tubería nueva. Como en Retiendas, donde el agua de la fuente viene de la Chaparrá, junto a la carretera de Tamajón. De agua más dura que la del Vado, pero tibia en invierno.
Lar-ami
4 respuestas a “Fuentes y veneros”
Esta claro que el agua os sobra, hasta Madrid bebe de la Presa del Vado.
Un saludo.
Es cierto que estamos bien abastecidos de agua, y eso se nota en lo verde de nuestros campos. Incluso en verano.
También del Pozo de los Ramos se manda agua a Madrid.
Si, a través de El Vado. El canal del Sorbe comunica ambas presas (dependen del Canal de Isabel II). Luego el Canal del Jarama se encarga de llevarla a MAdird y/o al Atazar.