Durante siglos fue conocida como Billa de los Valles. Luego, en los años veinte su nombre aparecía como Puebla de Vallés, y algún indocumentado la relacionó con el médico de Felipe II, el divino Vallés. Un alcalde inquieto demostró que el acento se debió a un error del Diccionario Geográfico de Espasa – Calpe, publicado a principios del siglo XX.

Pero la historia de Puebla de Valles es rica. Valga como muestra su iglesia, restaurada recientemente, ó que en el siglo XVII mantuvo un pleito con Uceda por su independencia, que ya había pagado unos años antes.  Las fotos más antiguas del pueblo  que se conservan son de 1.916, hechas por un alférez, luego general,  que pasó aquí unos meses recuperándose de la tisis.

Costumbres ancestrales (algunas perdidas ya como “prestar el pan”) y curiosas leyendas (la del ánima) se transmiten de padres a hijos desde hace generaciones. Esto y mucho más está en el libro “Puebla de Valles, usos, costumbres, cuentos y leyendas”,  editado por AACHE, y del que Paco es co-autor.  

Yo lo ojeo con frecuencia y siempre encuentro detalles que me hacen querer cada día más a esta,  mi puebla.

Lar-ami