Los primeros bandoleros surgieron en el siglo V a.c. ,   como mercenarios de cartagineses y griegos.  Aunque existieron en todas las épocas, alcanzaron notoriedad con Alfonso X el Sabio, que dictó leyes contra ellos en el código Las Siete Partidas. Aparecen reflejados en El Quijote, en la figura del  bandolero Roque Guinart.

Con la Guerra de Independencia (1.808),  surgen grupos de guerrilleros (partidas) para combatir a los franceses; algunas actuaban en beneficio propio, atracando por igual a los invasores y españoles. Como la “Partida de Velasco” con sede en Tamajón que actuaba en La Ribera y fue liquidada en 1.809 por el cura de Tamajón, personaje curioso del que prometemos contar su historia.

Tras la guerra, en el siglo XIX el bandolerismo alcanza su auge. De esta época es Santamera que operaba en La Mierla y del que aún se guarda recuerdo. Durante La República y en la misma zona  actuaba el Boquetas, un pastor que se echó al monte y robaba de vez en cuando para subsistir, cabritos y corderos. Nada que ver con la mitología y negocio que se ha montado en torno al Bandolerismo.

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