Lo confieso ¡Soy un adicto! Me gusta tanto que no puedo dejarlo. ¡El culpable es mi abuelo! Aquel dia, tenía yo 7 años, el abuelo me sentó en la cocina y me dijo muy serio: Esto te va a gustar. Lo dijo con misterio, como casi siempre que estábamos solos. Lo puso en la mesa, sacó un cuchillo y empezó a partirlo. Tenía una forma rara, negro por una punta, marrón por un lado y blanco por el otro. Me impresionó, pero no me atreví a preguntar.
Fue cortando trozos alargados, de forma geométrica, a los que daba toques con el cuchillo. Como si los estuviera adornando. Cuando tuvo varios, el abuelo dijo: Toma, prueba a ver si te gusta. Lo que me dió mezclaba blanco y marrón casi por igual. Estaba muy bueno; sentí cosquilleos en la boca y la nariz y quería pedirle más.
- ¿Que tal?
- Me encanta abuelo, pero me gusta más lo marrón. ¿No podrías quitar lo blanco?
- ¡Pero si es lo mejor!
- Pero lo puedes quitar, ¿o no?
Claro que si, ¡el abuelo siempre podía! Y me volvió a dar, esta vez solo marrón … y estaba de rechupete. … Desde entonces, cada vez que iba a verle le preguntaba abuelo ¿tienes? El abuelo siempre tenía. Cuando era él quien venía a verme, me traía una bolsita. Y asi durante años … hasta convertirme en un adicto … Un jamón-adicto … de pata negra.
Lar-ami, gerente de CR La Vereda de Puebla, entre cárcavas y olivos milenarios. Todo sobre Actualidad, Costumbres, Fiestas, Mundo Rural y Paisajes y Lugares de la Sierra Norte de Guadalajara.