En otoño, este delicado ecosistema de la Sierra Norte está masificado hasta más allá de lo soportable; todos acudimos para admirar su maravilloso contraste de colores … como si el resto del año no lo hubiera. Falso, como demuestran estas imágenes tomadas el día 27 de mayo.
- Hay muchas razones para visitar el hayedo de Tejera Negra en esta época.
- La cantinela del río Lillas (sin ruido de fondo ni voces), que baja gozoso desde el circo del pico Culebra.
- La sombra que cubre la senda de las carretas y la convierten en una ruta fresca (y muy agradable).
- Los olores y colores que te acompañan en todo el recorrido
- El canto de los pájaros, que en primavera están ocupados en sus quehaceres familiares y no en alejarse de los turistas.
- La observación de mariposas, lagartos verdinegros y otros animales asustadizos que ya no huyen.
- Tiempo para apreciar la belleza de servales, tejos, hayas, pinos silvestres, robles, … y sus diferencias, sin la presión de los que vienen detrás.
- Escuchar el silencio y la música del bosque
- El disfrute de la soledad (en buena compañía) en medio de un entorno mágico
Y no te cuento los encantos que figuran en guías y webs, que por supuesto están vigentes en todas las estaciones. Si decides venir, pasarás un día fantástico y te llevarás una grato recuerdo … sin aglomeraciones.
Lar-ami