Aunque la población de Almiruete ha evolucionado de forma similar a otros pueblos de La Ribera, su situación actual bien merece una reflexión.
En 1.845 tenía 195 habitantes, de los al menos 20 eran niños que iban a la escuela; en 1.881 la población crece hasta 328 almas. La Guerra civil, la posguerra y la emigración a Madrid y/o Guadalajara la dejaron reducida a 265 habitantes en 1.957. A partir de este momento, la despoblación fue masiva y en los años setenta el pueblo estuvo prácticamente abandonado; en 1.970 fue anexionado a Tamajón.
Afortunadamente en los ochenta los hijos de la tierra empezaron a regresar, rehabilitaron el hogar de sus padres y/o se construyeron su casa de fin de semana. El turismo floreció y surgieron varios alojamientos rurales, que hoy suman más de 65 plazas. Ahora la población permanente no llega a 10 personas, si bien censadas hay 27. Y esta es la singularidad de Almiruete, de la que algunos presumen y a otros entristece.
Lar-ami