Las características medicinales del hinojo son conocidas desde antiguo. El médico griego Dioscorides ya describía sus propiedades aromáticas y diuréticas en el siglo I. Se ha utilizado, desde siempre y ahora, en infusiones para aliviar los trastornos digestivos y flatulencias.
A nivel alimenticio, las ramas de hinojo se siguen utilizando como aliño (para berenjenas y aceitunas). Sus frutos, destilados con alcohol, dan un aguardiente parecido al anisete; otros licores han incorporado su aroma en el proceso de destilación.
Aunque en la Sierra Norte es abundante, y su olor no pasa desapercibido, sus flores amarillas son las que le dan imagen. Pero nos olvidamos de ellas cuando ya secas se disponen a soltar su fruto para asegurar la continuidad de la especie. Y ahora que el verano se acaba quería mostraros esa belleza austera la flor seca que hace del hinojo una de mis plantas favoritas.
Por cierto, cuando tengo la boca seca en mitad del campo y estoy sin agua, mordisqueo un tallo de hinojo. No me quita la sed, pero empiezo a salivar y me refresca.
Lar-ami