Son muchas las leyendas referentes a la Sierra del Altorey, como recogen D. Pedro Vacas (nº 39 de Cuadernos de Etnología) y otros autores.
En el Libro de la Montería se cita que esta sierra era abundante en pinares y osos. Hay una cueva, poco profunda y de techo alto, situada en el término de Prádena de Atienza y cerca de la unión del arroyo Matañeja con el río Pelagallinas. Es la “Cueva del oso”, porque dicen que aquí hibernaba uno de ellos.
Es conocido que durante más de 200 años esta fue tierra de frontera entre los reinos musulmanes y cristianos, por lo que las escaramuzas eran frecuentes. Cuentan que en una de ellas, tras la incursión de los cristianos en tierras ocupadas, fueron perseguidos y diezmados por los árabes, encontrando refugio en el Altorey.
Un pastor que guardaba un rebaño de cabras, tras escuchar sus cuitas les sugirió una estrategia para vencer a los árabes: atar un farol a los cuernos de cada cabra y en lo más profundo de la noche, empujar a los animales montaña abajo hacia donde estaba el ejército enemigo. Dicen que así lo hicieron y los musulmanes huyeron aterrados; tal era número de faroles que imaginaron un gran ejército que les atacaba en la oscuridad.
Cuentan que en la distancia confundieron cabra con caballo, creyendo que cada farol correspondía a un caballero sobre su montura. Asi fue como un ejercito de cabras venció al infiel.
Lar-ami