Desde la construcción de la ermita nueva, a finales de los ochenta, los pueblos del Señorío de Beleña (blog 5 octubre) vuelven en romería a Peñamira, como antaño. Dicen que la ermita original se fundó en el lugar exacto (frente al barranco de Peñamira) donde la Virgen salvó a un caballero de los moros, pasándolo por los aires al otro lado del río Sorbe (véase blog 28 de mayo).
La guerra civil la destruyó, y la presa de Beleña la cubrió de agua; ahora la sequía deja al descubierto sus ruinas, a 500 metros de la ermita nueva. Aunque solo quedan los cimientos y algunas paredes de caliza, su trazado es reconocible. Un acceso desde el sur con edificios a ambos lados, probablemente las caballerizas y el refugio de los que hablan los antiguos. Solo ruinas, que a este guardián emocionan por la historia que encierran.
El acceso, cuando es posible, por el viejo camino de Muriel, o desde Beleña por el camino de Peñamira.
Lar-ami